Hablemos sobre erotismo

Lo que aprendí en una relación no-monógama

Lo que aprendí en una relación no-monógama

Aquí te cuento algunas cosas que aprendí con 3 años en una relación no-monógama

Disclaimer: esto es solo una experiencia, muy resumida -aunque extensa-, de una persona que no sabe mucho del tema más que su propia experiencia. Y ojo: solo hablaré desde mi perspectiva única y limitada, con la poca información que acumulé en estos tiempos.

Disclaimer 2: muchas cosas van a sonar clichesudas y te va a parecer que ya lo has escuchado (porque seguro ya lo has escuchado) pero yo te voy a explicar desde mi experiencia el por qué.

Disclaimer 3: cuando digo “no se debería” o “se debería” es claro que es mi OPINIÓN, no es una verdad absoluta ni una perspectiva profesional del tema.

 

Primero lo primero aunque no ahondaré mucho allí: una relación no-monógama o relación disidente es todo lo que se sale de la relación hegemónica entre dos personas que no incluye de ninguna forma a más personas en su vínculo sexo afectivo. Todo lo que no es exclusivamente eso es o engaño o uno de los mil tipos posibles de tener una relación no-monógama. 

Aquí te dejo esta imagen donde puedes ver un mapa mental con la infinidad de tipos de no-monogamia.


Entonces, si has escuchado de las palabras poligamia, swingers, relaciones abiertas, anarquía relacional, etc, todas significan cosas diferentes. Por eso, de manera muy descriptiva, sencilla y a vuelo de pájaro te describiré en una lista desde qué perspectiva es desde la que te contaré mis aprendizajes.

  1. Él es un chico y yo una chica.
  2. Nos conocimos un día en una cena y más o menos dos meses después de charlar por whatsapp (sin haber tenido nunca una cita, un beso, ni una follada) me fui a su casa para encerrarme en pandemia por 5+ meses. Esto hace que sea una relación un poco extraña en comparación a una normal que quema sus etapas en tiempos “normales” (¿qué es lo normal?).
  3. Él -le diremos V- desde antes de conocernos ya tenía relaciones no-monógamas (de tipos desconocidos).
  4. Yo nunca había tenido una relación no-monógama consentida.
  5. V, desde el momento 1, advirtió que él se relacionaba de esta forma.
  6. Yo, desde el momento 1, advertí que no sabía relacionarme de esta forma.
  7. Hablaré centrada exclusivamente en mi experiencia. Esta es solo una parte de la historia y es muy breve: solo está enfocada en aprendizajes que obtuve durante esta relación.

Siendo así empiezo con lo siguiente:


NO ES PARA TODO EL MUNDO, NO ES CON CUALQUIER PERSONA, NO ES PARA CUALQUIER MOMENTO DE LA VIDA

Primer cliché. Es evidente que nada es para todo el mundo. Pero con esa afirmación quiero decir: aunque quieras, aunque te esfuerces es posible que el tipo de relación no-monógama que estás intentando llevar no sea para ti o quizá todavía no sea para ti o, por ejemplo sí sea para ti pero no con esa(s) persona(s) con la(s) que pensaste. 

Por dos razones: (1) es indispensable tener las herramientas interpersonales necesarias y (2) tener convicción.

Te lo explico con el tema en cuestión y solo con UNA de todas las habilidades que deben estar muy bien trabajadas: saber identificar las necesidades propias y expresarlas. 

Yo, por ejemplo, tengo mucha dificultad con identificar mis necesidades y expresarlas. Nací en un contexto de hiperproducción en el que una niña con necesidades era una niña que estorbaba. Por eso mi mecanismo de defensa para no sentirme rechazada por mis padres (especialmente mi madre) fue no necesitar nada (de mentiritas, porque todxs necesitamos cosas todo el tiempo).

Eso me permitió ser muy independiente en muchas cosas pero también me hizo generar patrones de evasión en el instante en el que necesito a alguien afectivamente -porque es algo que no puedo conseguirme yo solita-. Entonces con esta relación sucedió varias veces: ¿Necesito sentirme cuidada? “Pues chao querido V porque tu no puedes darme lo que necesito”, sin siquiera darme y darle la oportunidad de expresar mi necesidad y hacer peticiones puntuales: ¿puedes hacerme un regalo? ¿Puedes decirme algo bonito? ¿Puedes decirme que me quieres? ¿Puedes hacerte bolita conmigo? ¿Puedes venir a verme? Ir y venir así en una relación que no tiene una etiqueta es muuuy fácil y al mismo tiempo muy doloroso para todxs.

Ahora, esa habilidad de saber identificar necesidades y expresarlas es necesaria en cualquier tipo de relación, pero especialmente en aquellas en las que la evasión a veces es el fin mismo, como en las no-monogamias mal direccionadas o no -realmente- consentidas. 

Pasa lo mismo con cosas como la herida del abandono, que todxs la tenemos. He visto casos de gente que prefiere tener relaciones abiertas porque así, técnicamente, no le pueden “poner los cachos” y dejarle por otrx. Y esa, precisamente, no es la consciencia desde la que se debe asumir este tipo de relaciones disidentes. 

Se deben asumir, según yo, desde una plena convicción de que es un mecanismo que más nos acerca al amor y su expansión.

Ahora, con respecto a la convicción hay algo importante: cuando estás gestionando una relación que es anárquica, contra-hegemónica o simplemente diferente a la tradición, estás rompiendo patrones en la conducta, la cultura y la memoria que requieren de mucha energía e intención y si eso no te convence profundamente será muy difícil enfrentarlo. 

Desde mi primera relación afectiva he estado expuesta a muchas preguntas sobre la fidelidad, la exclusividad, la represión de las personas frente a su deseo por otrxs estando en una relación, el compromiso de la eterna compañía, etc, y ello me ha hecho cuestionarme por muchísimos años la idea del matrimonio y la familia tradicional. Recuerdo que desde pequeña ya me imaginaba que en caso de tener un esposo, él viviría en su propia casa y yo en la mía, y esa idea hasta el día de hoy sigue en pie. Siempre me ha parecido terrible que una pareja se prometa amor eterno en el altar y se prometa que para siempre van a hacer X o Y -aunque respeto a quienes tienen convicción por ello-. Es más, si hasta el momento no quiero tener hijos es porque ello supone de mí una promesa como mínimo por 20 años, y eso no soy capaz de verlo con buenos ojos hasta este momento en mi vida. 

Pero, aunque estas ideas me han rondado la cabeza desde mi adolescencia, yo no tuve la convicción que tuvo V frente a su forma de relacionarse y eso también es muy difícil de sostener para las personas que estén involucradas. Siempre mantuve la duda, y aún hoy la tengo, de que si a mí me incomoda saber que él está con una chica es porque hace parte de la deconstrucción o porque quizá, en el fondo, no quiero compartirlo con esa chica (como si alguien de verdad perteneciera a otra persona). Y si, en el fondo, vale la pena (y quiero) estar expuesta a esa incomodidad de manera indeterminada. 

Analizando esa “incomodidad” -que en realidad es un miedo- concluí, por ejemplo, que lo que me molestaba no era que él se follara a otra chica -que de hecho podía llegar a interesarme la idea-, lo que me molestaba era la idea de que tuviera una relación con otra persona como la que tenía conmigo (de muchos cuidados, tiempo, atención, participación y cariño).

Esto, lejos de ser malo, podría indicar que yo quiera una relación abierta pero quizá no en el formato de la poligamia (que incluye vínculo afectivo con otras personas), y no podría saberlo si no hubiera tenido esta relación que tuve con él.

Para esto hay una solución que suelen adoptar personas no-monógamas de tipo poliamorosas con pactos de silencio. Y lo intenté. Pero creo que me llevó en algún momento a tal nivel de paz que empecé a dudar si lo que estaba haciendo era auto-engañarme. Como queriendo hacer oídos sordos al hecho de que él se estaba viendo con otras chicas.

(Eso también puede ser un auto-saboteo raro de tipo “no debería sentirme bien con esto”)

Sé de una señora muy adulta que tiene una relación poli/monógama con su marido con pacto de silencio y solo le pide que le avise si no va a llegar a casa y por cuántos días no va a estar. Y es una forma muy común de las no-monogamias.

Cada tipo de relación disidente tiene sus retos, y si no se tienen las herramientas de autogestión y si no se tiene convicción es más que difícil.


 ES IRRENUNCIABLE ESTABLECER ACUERDOS

Segundo cliché. Para establecer acuerdos hay que establecer qué vínculos sí tiene y qué vínculos no tiene una relación y eso no es cosa fácil de descifrar.

En el ejercicio de mi crecimiento personal y de ser mejor persona y vínculo para mí, para V y para quienes conozca en adelante, he leído, visto videos, ido a terapia y muchas cosas para identificar qué quiero y qué no quiero en medio de mis exploraciones afectivas y sexuales. (Aún no lo tengo tan claro)

Entre todas las cosas encontré una herramienta que se llama el Smorgasbord de la anarquía relacional que fue diseñado por Lyrica Lawrance y Heather Orr en el 2016 y sirve para ayudar a los vínculos a construir y cuidar mutuamente las necesidades y los límites. Aquí se las dejo en inglés porque no la encontré en castellano:


Creo que esta herramienta podría servir muchísimo a la hora de construir relaciones “personalizadas” en las que se atienden las necesidades puntuales de las personas que integran esa relación. 

Recuerdo que una vez le dije a V que si quería ser mi novio. Él me dijo algo parecido a “jajajaja de los novios que van cogiditos de la mano? Los que van a los almuerzos los domingos? No amiga mía, yo no soy de esos”

(Vamos a omitir su no-cuidado por cómo me pude sentir para ir a mi punto)

Para él ir cogidos de la mano y almorzar los domingos era lo que significaba ser novios (que lo hacíamos tooooooooooodo el tiempo, pero ajá, no vamos a discutir su experiencia), para mí ser novios significaba, por ejemplo, sacar fotos en redes sociales juntos y que cuando alguien me preguntara por qué me iba de mi ciudad 15 días dijera: me voy a visitar a mi novio. Quizá por una necesidad de reconocimiento social o por lo que fuera pero eso era lo que yo quería y reconocía como un noviazgo en ese momento. Porque al igual que él no quería incluirlo en mis escenas familiares, ni vivir con él, ni tener hijos, ni casarnos, ni obligarnos a no desear a nadie más.

Con V nunca acordamos en cuál de todos esos tipos de no-monogamias estábamos. Nunca nos sentamos a discutir más allá de que él iba a estar sexoafectivamente con otras chicas y yo igual (que lo hice, con 4 personas, entre esas una chica). Pero esa discusión TIENE que darse a profundidad, y si esa persona (o tú) la evade y no quiere disponer la energía emocional y mental para hacerla -y actualizarla cada tanto-, esa no es una relación no-monógama consentida, solo es una evasión de otras cosas (que fue, generalmente, mi caso). 


SI ES CON MUCHO AMOR SÍ, SI NO, NO.

Y no porque lo necesites para soportar cosas. Cuando soportas cosas estás, precisamente, perpetuando lo que las relaciones disidentes quieren evitar: el sacrificio, la promesa incumplibe, el capitalismo emocional, el falso amor acostumbrado.

Necesitas mucho amor por ti y por lxs otrxs para saber identificar cuando quieres realmente estar y compartir tu vida con esa(s) persona(s) y cuando estás, simplemente, evadiendo tu soledad al tiempo que no querer estar en una relación. 

Por ejemplo, yo llegué a estar vinculada afectivamente con un chico mientras estuve con V porque necesitaba inconscientemente validar que yo también tenía otras relaciones. Y lo único que hice fue dañar a ese chico, porque en realidad no me provocaba tanto.

Para finalizar lo que aprendí de esta relación, volveré a cerrar con una lista de cosas, ideas a vuelo de pájaro, muy genéricas, sobre mi experiencia y conclusiones:


  1. Solo puedes darte cuenta si puedes y quieres -o no- tener una relación de este tipo lanzándote a probarla y no renunciar a ella con la primera incomodidad. Las relaciones disidentes son eso: romper con un sistema que está inmiscuido en nuestras memorias y nuestras almas, pero existen porque quizás ese sistema ya no es funcional para algunxs de nosotrxs. 
  2. Amor propio no es ponerse cremitas en la cara o comprarse vibradores como locxs: amor propio es reconocerse, saber establecer límites y prioridades, es ponerse en primer lugar, es identificar muy claramente que aceptas y que no aceptas en tu vida. Amor propio tiene muchísimo que ver con el autoconocimiento y el autocuidado.
  3. Cuando tú no te admiras a ti mismx, cuando no te quieres a ti mismx, cuando no te cuidas a ti mismx no tienes forma de saber cómo alguien lo está haciendo por ti, así lo esté haciendo. 
  4. Las relaciones disidentes, creo yo, con todo y que esta relación no funcionó para mí (aunque lo amo y mi vida es mejor si él está en ella), son una opción disponible en la humanidad para expandir el amor y los cuidados en nuestras vidas y son, quizás, la mejor de las opciones posibles. Solo que hay que ser muy inteligentes emocionalmente para lograrlo.
  5. Que tú te inclines por una relación no-monógama no quiere decir que esa en la que estás es la relación adecuada para ti.
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