Hace unos días desperté con el sonido de una procesión de Semana Santa, y no pude evitar sentir una molestia. Me preguntaba por qué tenían que obligarme a escuchar la misa y las oraciones a un volumen exagerado y a las 7 de la mañana.
Pero luego, reflexionando sobre mi incomodidad, me di cuenta de que podía identificarme con las personas que se sienten incómodas con mi libertad sexual y mi desarrollo personal, que probablemente son esas mismas personas que estaban ahí, en esa procesión. Fue entonces que quise hacer este episodio de nuestro podcast: "10. ¿Hasta dónde es viable la incomodidad?".
Aquí lo puedes escuchar:
"En este episodio intenté explorar diferentes preguntas sobre los límites éticos y morales de la incomodidad, y sobre la importancia de la transgresión en la lucha por los derechos básicos de comunidades marginadas, como la LGTBIQ, las personas afro y las mujeres."
Una pregunta central fue ¿hasta dónde la incomodidad que provocamos en los demás puede convertirse en una forma de violencia?
¿Es la incomodidad una respuesta natural en un mundo de realidades múltiples?
¿Hasta dónde es viable la incomodidad?
En una sociedad diversa, es natural que nuestras creencias y formas de vida puedan incomodar a los demás.
Sin embargo, la incomodidad también puede convertirse en una forma de violencia, especialmente cuando se utiliza para justificar la discriminación, la exclusión y el odio hacia ciertos grupos de personas.
¿Cuál es el punto medio?
¿Es posible un punto medio?
¿Cómo hacemos para encontrarlo?
Creo que la relación con la incomodidad debe construirse con reflexiones profundas y pacientes. Quizá es la incomodidad en donde nos es posible vivir respetuosamente.
Debemos esforzarnos por comprender las perspectivas y creencias de los demás, aunque no se correspondan con las nuestras, y tratar de minimizar el impacto negativo que nuestras acciones puedan generar. Pero, ¿es eso posible en un mundo que restringe de tontas formas posibles?
Yo creo que estar abiertos a la transgresión y al cambio puede ayudarnos a construir una sociedad más inclusiva y respetuosa. Pero no sé cuál es el límite de eso.